Recorrer los pasillos de esta exposición es un poema al observar y sentir lo plasmado en sus fotos. No se la pierdan solo esta hasta el domingo 30 de Mayo.
Esa tarde de un Jueves de Mayo de 2010 en el centro de la imagen, en pleno corazón de la ciudad de México, escuchaba la amena conversación que se dio entre los distinguidos personajes que acudieron a la mesa localizada en un brazo del museo que aloja temporalmente algunas fotografías de la obra del maestro Lázaro Blanco. Y del cual no voy a describir su biografía por que no es lo que deseo expresar, en cuyo caso podrían visitar la pagina del centro de la imagen: http://centrodelaimagen.conaculta.gob.mx/exposiciones/2010/lazaro_blanco_cur.html
Durante los últimos años de mi vida eh conocido muchas personas del mundo fotográfico, algunos principiantes, otros muy experimentados, algunos otros amigos, compañeros, conocidos, prepotentes por su “conocimiento”, sencillos por sus éxitos, notables por el corazón que denotan en sus obras, profesionales del manejo y conocimiento de la cámara, del ojo, de la teoría del color, de la composición, del conocimiento del RGB y del CMYK, de la edición en computadora, del revelado, del blanco y negro, del color, de la creatividad que tiene cada quien etc.
Pero ese día surgió en mi mente algo nuevo que no había observado, y que me parece que es el resultado de algo que solo se obtiene con los años, con el don del carácter de cada quien. Me percate hasta notar la sencillez del maestro, al verlo platicar de sus fotos, de sus experiencias al tomar cierta foto, de su amplia pericia para convertir la foto en arte desde los años con las cámaras análogas, y de las cuales sigue manejando ya que menciono que aún no posee una cámara digital. Bien pues ahí estaba con amigos, desconocidos, alumnos y periodistas, cuando de pronto observe que estaba rodeado de su trabajo, de sus fotos, de sus logros, de sus experiencias, de su tiempo invertido en cada foto, de su dedicación para el revelado, para el montaje de cada una. Y verlo tan tranquilo, tan conocedor , tan pleno, tan humilde rodeado de su nada pequeña obra fue un sentimiento que al final me hizo sentir un deseo por simplemente aplaudirle.
Que buen recuerdo es verle en aquella sala con la magia del ambiente que se creo durante la charla. Bravo maestro pensé, eso es el éxito.
Observa y Piensa diferente ¡
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